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Sueño de una noche de verano - Tolerante

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El tiempo pasaba y la casa, repleta de gente y bullicio, empezaba a caerle encima. Tratar de movilizar a ciertas personas era casi imposible, pero no por ello iba a dejar de intentarlo. Cogió el teléfono móvil, abrió la aplicación y envió el reclamo para tomar algo frente a la ermita del pueblo. Los esnobs le llamaban la slow life , pero ella prefería verlo como un retiro de verano en la montaña. La notificación inundó su pantalla y en ella leyó el mensaje afirmativo de quien siempre respondía a sus llamadas, aunque fuese para no dejar un silencio incómodo flotando en el aire. Era cada vez más difícil reunirlas a todas en aquel espacio, en aquel paraíso estival que, aparentemente, parecía no tener nada que ofrecer, pero ese año la casualidad había querido que coincidiesen. Ellas sabían que allí había miles de recursos, de planes y entretenimientos, pero preferían que la gente ignorase el encanto del valle, reservando sus secretos para sí mismas. Media hora y estaría sentada frente a un...

La jungla - Empática

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  En una sociedad individualista, ella era la excepción. Había irrumpido en su vida una nueva compañera que parecía tener inagotables ganas de compartir, de conocer y de acercarse a ella. Ella. Un ser complejo y de intensas emociones. Ella que protegía su castillo frente a posibles intrusos que fueran a restar más que a sumar. Ella, con mil obligaciones impuestas, una lucha incansable a diario por subsistir y un amor por una profesión vocacional, pero sumamente infravalorada. Ella, que ponía todo su empeño en ayudar a quien lo necesitase y que tan poco reconocido veía ese esfuerzo genuino. Ella, que era luz. Lejos de generarle desconfianza, esta nueva desconocida, que poco había experimentado la vida en una ciudad incansable, pero que mucho había aprendido ya de ello, le generaba el deseo de conocer más, de compartir. Su intuición vibraba en positivo cuando se sentaban a charlar y algo en su subconsciente le decía que compartían más de lo que a simple vista se podía apreciar. Querí...

Sueño de una noche de verano - Inteligente

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Caía la noche y con ella el frío de mediados de agosto. Sí, por increíble que parezca, de mediados de agosto. Pero es que a casi de 1.500 metros sobre el nivel del mar, entre pinos y laderas, la vida no tiene nada que ver con lo que uno acostumbra. Estaba sola en el salón, viendo la tele y acabando de cenar. Sus sobrinos habían abandonado la casa esa tarde y, por fin, había recuperado la tranquilidad que tanto valoraba. Era una mujer pausada, siempre lo había sido. En su mundo la prisa y el estrés no tenían cabida ni la habían tenido nunca. Y mucho menos iban a tenerla en el lugar al que iba para descansar de la ciudad en verano. Su capacidad para pararle los pies a la vida y continuar su camino a un ritmo más tranquilo, era asombrosa. Era como la hormiga de la famosa fábula, constante y disciplinada, pero no permitía que la sociedad le impusiera los ritmos. A veces, esta determinación le había provocado problemas consigo misma, frustración o comparativas que, gracias a su capacidad de...

Sueño de una noche de verano - Serena

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  Las montañas de aquel pequeño rincón paradisíaco albergaban miles de historias que se respiraban en el ambiente. Un verano tras otro había acudido allí con su familia para evadirse del calor asfixiante de la ciudad y del olor a asfalto y a contaminación. Entre los pinos podía respirar el aire puro que necesitaba y olvidarse de sudar a cada momento. Lo tenía claro, el verano en esas condiciones no era su estación. No sabía por cuánto tiempo podría perpetuar esas escapadas, consumida cada año más por una rutina asfixiante atendiendo a pacientes para sacar adelante su carrera. Una carrera de entrega a los demás que había elegido movida por una vocación real que la acompañaba desde siempre. No le dio más vueltas al incierto futuro que se le pudiese avecinar y dio paso a un estado de profundo disfrute, aprovechando cada minuto como si alguien le hubiese asegurado que el año siguiente no iba a poder hacerlo. Conocía la importancia de agradecer y no desperdiciar cada instante que se le ...

El Akelarre - Discreta

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El teléfono no dejaba de vibrar. Sabía que eran ellas que, como ya iba siendo costumbre, habían iniciado un nuevo debate a través del grupo de WhatsApp. Lo dejó un rato más en su bolso mientras paseaba entre calles empedradas, cuesta arriba y cuesta abajo, dejándose sorprender por cada esquina de un pueblo que no había imaginado así. Ventanas desiguales, millones de jardineras reposando en los alféizares ostentando flores de colores que casi dañaban la vista con su viveza, olor a jazmín mezclado con el de las cocinas que anunciaban la hora de cenar y un crepúsculo veraniego acuciante que coronaba la escena. No solía participar activamente en aquellos debates, pero siempre tenía en cuenta lo que en ellos se decía, recordando los gustos de todas, sus preferencias o qué las incomodaba. Así, no solo construía y destruía una y otra vez el concepto que tenía de cada una de sus integrantes, sino que se guardaba en el tintero ideas para regalo, detalles que pudieran hacerlas felices o temas se...

El Akelarre - Espiritual

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El viento mecía su melena y traía consigo evocaciones de algo que no era capaz de articular con palabras. Nunca se había sentido cómoda explicando de viva voz todo lo que la removía por dentro, se le daba mejor escribirlo, aunque ni de ese modo se acababa de sentir en su elemento. La noche estival era fresca aquel día y la brisa de la playa, aunque con una humedad cargada de salitre, permitía que estar en el jardín no se volviera insoportable como otros agostos. Casiopea brillaba en lo alto y la usó de guía para buscar a Sagitario. Nunca había sabido orientarse en las estrellas, pero ese verano le estaba poniendo especial empeño. Y lo estaba consiguiendo. Observar a la negrura que regalaba el cielo, salpicado de miles y millones de estrellas, a ese abismo ingobernable, la hacía sentir pequeña y, a la vez, única. Única por ser capaz de entender la grandeza de todo aquello, de razonar, de elegir. ¿Qué había detrás de ese vasto universo? No le ponía nombre, pero sí veía la espiritualidad ...

El Akelarre - Inquieta

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Las olas rompían, rítmicas, pausadas, ajenas al ajetreo que movía a la sociedad que las envolvía. Una marea muy diferente la que dirigía a las personas y la que empujaba a aquella masa de agua que tanta paz le traía. Agua que siempre la llamaba, por eso la echaba tanto de menos en su vida cotidiana, rodeada de ladrillo y en una ciudad del interior, lejos de su amado Mediterráneo. Al menos tenía río, pensó, que ya era mejor que no tener nada. Su alma inquieta, curiosa, sociable, por lo menos la empujaba a descubrir nuevos lugares y a borrar horizontes, aunque no fuera, necesariamente, tras incontables horas de vuelo. El mero hecho de conocer nuevos destinos, de aventurarse en odiseas, incluso las menos ambiciosas, le llenaba el corazón y la mente y la mantenían con vida e ilusión. Conocer, abrirse, fugarse. Gracias a ello era capaz de mantener viva la llama de la esperanza y a la niña que se negaba a soltar de la mano pese al inexorable paso de los años. Inspiró profundo y se llevó cons...