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Mostrando entradas de julio, 2020

Insomnio

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El cielo hacía las veces de techo en aquellos paseos nocturnos estivales. Corría aire a pesar de ser agosto y se abrazó el cuerpo en busca de algo de refugio. Recordó las noches en las que él paseaba a su lado, ofreciéndole qué ponerse sobre los hombros, invadiéndola con su olor. Pero ni él estaba allí, ni ella sentía otra cosa que una ligera candidez cuando lo recordaba. No había nostalgia, nada que despertara un sentimiento que la incitara a volver a intentarlo. Aquello era cosa del pasado, así lo había decidido y así quedaría. No podía definir como mala aquella nueva etapa, tampoco como algo espléndido. Decidió bautizarla como equilibrio, pues había una compensación más que suficiente. Pero, a pesar de aquella serenidad, algo en su interior se removía inquieto. Recordó todos los momentos íntimos que había vivido a lo largo de aquella semana con distintas personas. Pensó en aquellas frases que había recopilado y que habían resonado una y otra vez en su interior al ser escucha...

Naufragio

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Déjame contarte una historia. Una vez escuché hablar del capitán de un navío, cuya tripulación se componía de su única persona. Viajaba solo, surcando los mares y océanos, oteando el horizonte desde la cubierta, atracando en puertos sin preferencia alguna. Era feliz, o por lo menos creía serlo, dejándose llevar por las corrientes de aquellas aguas oscuras y enigmáticas, otras veces transparentes, revelando los misterios de sus playas de blanca arena. Jamás tuvo problemas durante sus largos viajes, acompañado únicamente del susurro de las velas empujadas por el viento. Un día, por casualidad, un curioso marinero suplicó ingresar en tan peculiar nave. El capitán, hombre de reflexión, meditó largo tiempo la posibilidad de viajar acompañado, aceptando finalmente la propuesta de aquel joven entusiasta. Al principio, encontró con quien compartir sus momentos de debate interno, con quien conversar y discutir. Se hicieron buenos amigos, gustaban de observar las estrellas danzando...

Creación

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Cuentan que hace mucho tiempo, eones y eones, había un ser superior capaz de todo, pero que se encontraba sumido en la más profunda soledad. El vacío era su único compañero. Desconocedor de sus facultades, se mantuvo así hasta que un día, la sensación de soledad y abandono pudo con él y, del amor que guardaba para sí, nació el universo. Al principio era joven, pero progresivamente fue adquiriendo una belleza única que lo hacía un lugar perfecto en el que desarrollar una creatividad capaz de jugar con todo tipo de fenómenos. Y eso hacía aquel ser, jugar con su más hermosa creación. Cuando había creado galaxias, estrellas, planetas y sistemas, fijó su atención en uno de ellos. Un pequeño y ferviente planeta en un sistema que parecía insignificante comparado con el resto de su obra. Y pensó que de aquel diminuto astro haría algo grande. Así fue, la vida se abrió paso sobre su superficie, muy poco a poco, recreándose el maestro en cada pequeño avance. Y como planeta que empezaba a es...

Verde

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El sol se ponía por el horizonte, iluminando de soslayo las laderas verdes de aquel páramo. La hierba brotaba con brío, poderosa, húmeda, fresca, albergando en la tierra el rocío que se había deslizado hasta allí por sus briznas. La niebla amenazaba con caer, plomiza, una vez la luz diurna se hubiese extinguido, plagándolo todo de un aire enrarecido y denso, que se pudiese mascar. El frío calaba su ropa mientras estaba allí sentado contemplando el atardecer. Escocia siempre le había llamado la atención y allí, en medio de la nada aparente, se sentía a gusto. Se buscaba a sí mismo constantemente sin hallarse, pero aquel lugar no albergaba tan solo silencio, sino también aquella parte de su alma que tanto había añorado. Sintió la necesidad de pintar de nuevo, de plantarse frente al lienzo y dejarse embriagar por el penetrante olor de los óleos. Recordó sus ropas manchadas de diferentes colores, inutilizables, impregnadas de aguarrás. Era un recuerdo cálido, agradable. Decidió que...

Me gusta

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Me gustan las pecas. Las pecas en la cara, debajo de los ojos, alborotadas, derramadas sobre las mejillas. Las pecas solitarias sobre el labio, en la oreja, en un dedo, al lado del ombligo. Las pecas que mutan a manchas en ese rincón del cuerpo que se convierte en algo especial. Me gustan las pecas claras, oscuras, las negras, las rojas, redondas o sin forma definida. Me gusta esa mancha con forma de continente, de antojo o las que requieren imaginación para representar algo. Me gustan. Me gustan los dientes, más o menos blancos. Me gustan rectos, desordenados, cuando se montan o cuando sobresalen un poco. Me gustan las sonrisas con personalidad, las que crecieron solas sin ayuda de ortodoncia. Me gusta el diastema, me gustan juntos, grandes y pequeños. Me gustan esos huecos que se forman y que configuran una geografía única en tu dentadura. Me gustan los ojos, grandes, rasgados, pequeños, redondos. Me gustan negros, verdes, azules, marrones o grises. Me gusta uno de cada c...

Vive

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Ojalá pudiese plasmar en unas líneas la belleza de un paisaje. Ojalá pudiese grabar las melodías que cantan los bosques, los prados o el mar. Dichoso el que pueda dibujar los matices de las hojas mecidas por el viento. Ojalá fuera capaz de recoger el tacto de la hierba, de la roca, de la arena y transportarlo conmigo. Sueño con un frasco de perfume fresco que reproduzca el olor del salitre, el aroma de la vegetación, la suave caricia con que nos deleita la madera. Querría encender una vela que oliese a esos primeros momentos, al primer amor, el perfume de una prenda suya, el abrazo sincero de una madre o la mirada comprensiva de un buen amigo. Quiero enmarcar mil sonrisas, pero de esas sinceras que llegan a los ojos y emanan luz. Quiero esa luz para iluminar mis noches, o para acompañarme en momentos difíciles. Me encantaría llenar mi techo de estrellas para observar el cielo antes de dormir. Quisiera un telescopio que me transportase a ese universo tan enigmático y misterioso que ...

Play

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Le doy al play y la lista de reproducción comienza. Los arpegios de una guitarra de fondo, nunca iguales. Una voz melódica y suave y palabras más bellas que la música que las acompañan. ¿A dónde van las decisiones que no tomamos? Los “y si”. Los pensamientos que mueren al  final del día. Los recuerdos. El pasado. ¿A dónde van todas esas palabras que callamos? Los sueños frustrados, las esperanzas perdidas, los planes no cumplidos. Las personas que no se cruzan en nuestro camino, aunque estaban predestinadas a hacerlo, por un giro brusco en el sendero de nuestras vidas. ¿Y las personas que estuvieron una vez y que forman ahora parte de nuestros recuerdos? ¿A dónde va la infancia? ¿A dónde la juventud? ¿A dónde va lo que olvidamos? Las palabras que una vez dijimos y ahora no sentimos. Los “te quiero” ahogados, los “te odio” en una mirada. ¿Acaso nunca llegan a ser algo? ¿Acaso lo fueron y ya no lo son? ¿Acaso siguen siéndolo pero las ignoramos? Lo pasado, lo presente y lo...

7

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Creo saber que esta historia es ya, más que conocida, aborrecida, lo que no me impide contárosla de nuevo. Esta sociedad en la que vivimos, corrupta, podrida, con una moral decadente y moribunda, manejable, por mucho que queramos evitarlo, fácil de convencer, engañar y construida sobre una tela de araña cuyos hilos conducen a tramas difíciles de urdir, maquiavélicas. Empezamos con el ansia por poseer, destacar. Tener a nuestro alcance todo aquello que cualquier necio soñaría, la clave de la felicidad y el éxito. Amasar cantidades inimaginables de dinero y riquezas, nadar en gloria. Cuanto más se acapare, mejor. La relación entre poder adquisitivo y felicidad parece directamente proporcional. No satisfecho con lo que se tiene, se busca más, la infelicidad de no encontrar nunca aquello que nos dé plenitud, sentido. Y la triste realidad es que la avaricia nos lleva a caer en un bucle sin final, volver a la situación inicial con cada nueva meta. No parece haber límite, siempre se p...