Entradas

Mostrando entradas de abril, 2020

25. Perenne

Imagen
Perenne es el sonido de tu risa, la curva de tus labios cuando sonríes, la musicalidad con la que inunda el momento. Perenne es una mirada sincera, la fuerza que transmite la comprensión en tus pupilas, la limpieza del desinterés reflejada en tus ojos. Perenne es el color de tus iris a los que no les importa el otoño. Perenne es la magia de un momento, un instante de plenitud. Perenne es la mano que me tiendes cuando me tambaleo, la caricia de tus dedos sobre mi hombro cuando me hundo en mi mar de lágrimas. Perenne es la foto, que guardo en la memoria, de un paisaje, de aquel rincón que hice mío a base de visitarlo. Perenne es el olor a sal del mar que me recibió en mis días de penumbra. Y también, el aire seco de la montaña que acogió mis caminatas por senderos interminables, cuyo fin impuse al vencerme el agotamiento. Perennes son los pensamientos que me descubren el mundo desde otro punto de vista, los que me obligan a reflexionar. Perennes son las conclusiones que me...

24. Ojalá

Imagen
Ojalá el tiempo detuviese su frenética carrera. Ojalá los momentos durasen un poco más, los instantes de plenitud. Ojalá recordará cómo ser feliz en los días en los que me ahoga la rutina, la mortal y anodina sucesión de días iguales. Ojalá los seres amados no partieran, ojalá se quedarán. ¿Y a dónde van? Ojalá tuviera un diario con todas mis memorias, con los olores fascinantes que me descubre el mar, el bosque, un prado. Ojalá pudiese almacenar en una caja todos esos besos que me dieron y los que no, también, para abrirla y tomarlos en los momentos difíciles. Ojalá que mi abrigo fuera como ese abrazo de reencuentro que te hace crujir la columna y te recoloca las alegrías justo donde deben estar. Ojalá mi ventana me mostrara otros mundos, un paisaje cambiante donde ver a la gente disfrutar de una vida diferente, en un mundo paralelo. Ojalá mis palabras sirvieran para evocar melodías, aromas, caricias. Ojalá tuviera una vela con el olor de nuestra primera noche, ojalá las r...

23. Nostalgia

Imagen
El tiempo del que solía disponer ya no existe, ha sido engullido por miles de obligaciones adultas que me llevan a una realidad que no es la mía. Vivo en un desajuste nostálgico en el que añoro tantas cosas como deberes me surgen. Alguna vez había oído hablar de esta vida, amarga y racional, que ataba las riendas de una creatividad condenada por los quehaceres. Me pregunto si sigo siendo realmente un crío, un niño atado de pies y manos, en las garras de los convencionalismos y lo gris. Nostalgia es quizá la palabra que me viene a la mente. Añoranza de tiempos pasados y me pregunto, también, si soy un romántico. Todo esto mientras le quito el polvo a la máquina de escribir y me enciendo un cigarro de esos que a ella le gustaba fumar. Nunca le he encontrado el gusto, ella decía que tampoco, pero así conseguía darse un aire de falsa arrogancia, mientras mantenía el cigarro entre los dedos y dejaba que el propio fuego lo consumiera, sin tragarse el humo. Un muro que ocultaba la debilid...

22. Petricor

Imagen
¿Conoces esa sensación de creer conocer un lugar porque pasas siempre por delante, pero llega un día en el que te decides a entrar y es totalmente diferente a lo que imaginabas? Y te sientes extraño en un espacio que creías asimilado, pero que no conoces realmente. Así era A. Su humor, sus comentarios, mostraban a una persona que difería mucho de la personalidad que encontrabas cuando mantenías una charla a solas. Llegó a mi vida una mañana de septiembre, en una terraza soleada tomando cerveza con amigos. Me lo presentaron y caí en el error de creer conocerlo. Lo etiqueté y prejuzgué sin adentrarme en el mundo que ocultaba tras el papel que interpretaba al rodearse de gente. Creíamos llevarnos bien, compartir bromas parecía suficiente. No obstante, siempre hubo algo que nos empujaba a buscar la compañía del otro, sin atrevernos a quedarnos a solas por descubrir qué es lo que nos llevaba a ello. La complicidad era mayor conforme el tiempo pasaba, pero nos mirábamos a los ojos co...

21. Nefelibata

Imagen
Ella se abstraía del mundo, se marchaba a otra parte, fijaba la mirada en el polvo y se iba. Viajaba a mil lugares sin nombre, descubría nuevos sitios donde nadie había estado antes de la misma forma que ella. Te miraba con la insolencia de una niña consentida, lo que era, cuando se lo reprochabas. Lloraba con las películas de los sábados por la tarde y luego confesaba que las odiaba, pero volvía a caer. Sin embargo, nunca lloró en nuestras múltiples despedidas. Ella leía, devoraba libros sin piedad, uno detrás de otro. Se comía las estanterías de las bibliotecas con los ojos mientras su mente aullaba sed de letras. Escribía párrafos en un cuaderno, párrafos cuya profundidad daba vértigo al asomarse. Pero jamás dejaba que los leyeras. Su descuido, no obstante, ponía en peligro su intimidad.   Había versos rotos derramados, sin sentido, pero de belleza infinita. Había garabatos absurdos en los rincones de las páginas, sentimientos plasmados en los trazos que los formaban. ...

20. Época

Imagen
Vivimos una época convulsa, una época difícil. Una época en la que se pugna por ser uno mismo entre una multitud que parece estar compuesta por cientos de rostros iguales. Un tiempo en el que ser uno mismo cuesta un precio alto, el precio del prejuicio, del rechazo, del acoso, de la burla. Un tiempo de contradicción en el que nunca se sabe qué camino tomar, en el que hagas lo que hagas, los ojos que están puestos en ti se creerán con el poder suficiente para valorar tus actos, para dictaminar una sentencia para tus errores. Errores que tal vez no lo sean, errores que quizá sean sólo decisiones que te lleven por rutas fuera de los mapas de lo establecido. Decir que vivimos con miedo puede que sea demasiado atrevido, pues los hay con la valentía suficiente para ignorar lo que los falsos jueces reprochan. Vivimos en una época en la que la autenticidad, la naturalidad, la espontaneidad, se ocultan. Una época en la que encontrar a alguien sin máscara, cuesta. Un tiempo de carnaval c...

19. Soledad

Imagen
Si te digo soledad, No hablo de ausencia, No invoco a la muerte, No siento el vacío Estremecedor del silencio. Si te digo soledad, No te insulto alabando Tu abstracción constante, Tus pausas eternas, Tu distancia infinita. Si te digo soledad, Insinúo un encuentro, Adivino en tus ojos Los pensamientos Que te conforman. Si te digo soledad, Lleno los huecos Que al estar acompañado Quedan en mi alma Deseosa de palabras. Si te digo soledad, No acuso de inopia Al corazón que la disfruta, Sino de riqueza De sereno retiro. Si te digo soledad, No hablo de misantropía, Ni de carencia De gratas compañías Que completen los días. Si te digo soledad, Hablo de algo voluntario, De la búsqueda consciente De secretos que se ocultan En los sonoros silencios De nuestra mente. Dedicado a E.L.B.

18. Arrebol

Imagen
En el silencio de tu mirada, Me observas. El cielo de tus ojos Se enrojece Cuando el arrebol de tus mejillas Se enciende Con un cruce de pupilas. Yo aún no lo sé, Pero he huido contigo Por ríos que transportan En sus aguas pensamientos De mentes desatadas Por la añoranza. La añoranza de algo Que nunca sucedió. El ansia enfermiza De alcanzar un imposible Realizable. Yo aún no lo sé, Pero he visitado el cielo De la mano de un sueño Que no me pertenece E hice mío sin saberlo. He corrido por un campo Sembrado con amapolas, Una por cada beso Que me diste sin permiso, Por la espalda. Yo aún no lo sé, Pero he reído contigo En todos aquellos planes Que quedaron en propuestas Que jamás hiciste ciertas. El miedo fue más fuerte, O la distancia, O la pereza, O la falta de confianza, O la máscara De la indiferencia. Yo aún no lo sé, Pero he bailado contigo Sin música de fondo, Como excusa perfecta Para abraz...

17. Inmarcesible

Imagen
La fotografía amarilleaba con el tiempo. La miró largo y tendido y sintió, más que nunca, su ausencia. Las facciones del retrato, de porcelana, sin marcas de edad. Aún podía recordar cuando sonreía con su cara de niña traviesa y su diastema asomaba entre sus labios. Tras años y años sobre su espalda, su sonrisa seguía siendo la misma. Con arrugas, marcas de expresión, con las cicatrices que la edad surca en el rostro, pero la misma al fin y al cabo. Los años y las experiencias no habían enturbiado su mirada, que lucía como en la foto la última vez que la vio. Su entusiasmo no se había marchitado y su fuerza, aunque había flaqueado, aparentemente, no se había marchado. Ni con lo que tenía encima, ni con un millón de tubos rodeando la camilla. Aún con la muerte pisándole los talones, no se hundió su jovialidad al recibir visitas. Su último cumpleaños en familia, con el peso plomizo de la catástrofe apremiante, se iluminaba con sus exclamaciones de júbilo al recibir una nueva sorpresa...

16. Iridiscencia

Imagen
El otoño tiene esa peculiaridad nostálgica que no deja indiferente. Invita a la melancolía y llena de oro los parques. Aquel no podía ser menos y su suelo crujía al paso tranquilo de un par de piernas distraídas. Una enorme burbuja se cruzó en mi camino, obligándome a frenar para no acabar salpicado por su jabón. Flotaba, ingrávida, brillante, frágil, iridiscente. Su artífice se encontraba a escasos metros, jugando con un enorme recipiente lleno de agua y jabón, rodeado de niños tratando de explotar la pompa más grande. Para algunos pasó desapercibida, pero a mí   me trajo a la memoria aquella portada de Pink Floyd y comencé a tararear sin pudor la melodía de “Money”. Aquella pompa de jabón me despertó de mi ensueño, me arrancó de mis pensamientos con el brillo de su iridiscencia. Los colores de su jabonosa superficie me recordaron a aquella fotografía que aún no había borrado de mi memoria. Una sonrisa, una mirada y un arcoíris enfatizando el gesto, llenando la imagen ...

15. Luminiscencia

Imagen
Me gusta la luz, pero no hablo tan solo del concepto físico de la misma, sino la que emiten algunas personas, algunos momentos. Adoro esas sonrisas imperfectas que te calan el alma, las que ves cuando estás sumido en la más profunda oscuridad y se convierten en la guía que te muestra la salida. Esas sonrisas con vida, luminiscentes. Las que hablan en silencio, que llegan a los ojos, que no se estudian, naturales. Me gustan las voces tranquilas, las alegres, graves o no. Las voces conocidas que susurran palabras brillantes, las familiares, las que se acompañan de una mirada sincera. Y las miradas que parecen estrellas, que se desnudan sin recato, sin barreras ni prejuicios. Las miradas de manantial, puras y sin recelos, que brotan a través de los ojos y se derraman en los tuyos. Me gustan las miradas luminiscentes. Me gustan los abrazos, los de un amigo sincero, los de una pareja entregada, los de un padre, una madre, un hermano. Los abrazos que te cubren como una manta en i...

14. Melifluo

Imagen
Odiaba el romanticismo, pero se abandonaba en mi pecho cuando la abrazaba. Su mano, pequeña entre la mía, reposaba tranquila en nuestros paseos por ciudades sin nombre. Nuestros escenarios se almacenaban en el recuerdo con títulos de canciones. En los parques y calles a los que acudíamos, guiados por el instinto, tarareaba melodías con las que bautizaba aquellos lugares llenos de magia y vacíos de espectadores que pudieran narrar la historia de nuestras miradas y besos furtivos. Su voz, casi inaudible mientras lo miraba todo con los ojos muy abiertos, era un torrente melifluo de notas suaves y bien entonadas. También eran dulces sus palabras de afecto cuando la miraba eclipsado por sus gestos y su infinita e ilegible ausencia. La música de sus carcajadas, lejos de ser estrepitosa u ordinaria, era alegre y dulce. Tras la dureza de su semblante cuando andaba sola, se escondía un ser detallista y atento, delicado. Toda su fuerza se diluía cuando la tomaba por la cintura, sorprendiéndo...

13. Sonámbulo

Imagen
Camino sonámbulo en mis propios sueños. Es extraño, ni tan siquiera me levanto de la cama. En las imágenes que se dibujan en mi mente durante la noche me veo. Me veo dando tumbos entre gente que me ignora. Y entre ellos estás tú. Tu rostro se dibuja frente al mío, despertándome de mi paso cansado, devolviéndome a una realidad ficticia. Pero no me ves, sigues caminando en tu ajetreo constante, ausente. Te diría que no lo entiendo, pero no es así. Comprendo perfectamente lo que mi mente quiere decirme. La alegoría del sueño no escapa a mi entendimiento. ¿Qué nos pasa? Somos extraños que juegan a desconocerse, que huyen de la intimidad usual de las relaciones cercanas. El tiempo pasa y los momentos corren, pero en cada uno de ellos te desconozco más. Te intuyo, debo hacerlo para intentar seguirte, pero sigues en tu ausencia y no te alcanzo. Te quejas de la mundanidad y la cumples a rajatabla. La profundidad en tu carácter no existe o la has encerrado bajo llave, protegida, a salvo de ...

12. Inefable

Imagen
Mi pequeño paraíso Es inefable. Sus bosques cuentan historias Que se mecen con el viento. Mi pequeño paraíso Es inefable. En la bóveda celeste Se derraman mil diamantes, Titilando, Eternos vigías del sueño. Algunos caen, Usurpadores de deseos Y de furtivos besos Que se roban por la espalda. Mi pequeño paraíso Es inefable. No sólo llueven estrellas. En sus gotas cristalinas Se recrea la tormenta, Que despierta los aromas De la tierra y de los troncos Que habitan sus montañas. Mi pequeño paraíso Es inefable. Sus pequeños riachuelos Componen la melodía De paseos de la mano Del sol rojizo y cansado, Que abandona dando paso Al rumor de los amantes. Mi pequeño paraíso Es inefable. Palabras no son suficientes Para recrear su gracia. Se mira, se escucha, se siente Y, viviendo en él, Se entiende.

11. Incandescencia

Imagen
Me gustaba la incandescencia de su alma, la blancura de la pureza de sus sentimientos. Me gustaba lo complicado que podía llegar a ser tratar de arrancarle una declaración, un sentimiento materializado en palabras. Pero me gustaba más la facilidad inesperada con la que lo decía en situaciones fuera del contexto de sus intenciones. Me fascinaba su facilidad para hacerme reír, sentirme como en casa aunque estuviese a millas de distancia. Y su descaro para reírse de mí sin que me ofendiera, siguiendo la broma hasta que una carcajada me cortara la respiración. Me perdía en su mirada de eterna oscuridad, en sus pupilas profundas que hablaban sin palabras, sumiéndote en el pozo del entendimiento mutuo. “Me lees y yo te lo consiento, pues, a cambio, recibo respuestas”. Su cautela, su niño interior, que lo rodeaba de un aura de inocencia impropia de su edad. Ambos éramos complicados, cada uno a su manera, y nos poníamos trabas el uno al otro de forma intencionada, llenando de acertijos el ...

10. Aurora

Imagen
Aurora camina   Sobre notas sostenidas, Pasea por las nubes. Ríe y llena el pentagrama. Aurora ilumina Con el rubor de sus mejillas Y sus ojos amelados, Son otoño. Aurora es la música Que inunda el Moldava Desde el puente de Carlos. Aurora es etérea, Con los pies en la tierra, Puente entre dos mundos Y allá donde pisa, Nace una flor. Nace una flor, Del color del cielo Y su polen dulce Tiñe las nubes de oro. Aurora guarda un secreto, Aurora puede volar Y con el sol de sus pupilas Crea amaneceres Que precede con su nombre. Aurora es viento Y con su flauta, la brisa Se platea y danza, Alborota sus cabellos Baña a las aves Y habla de libertad. Aurora es una fuente Que llora arcoíris. Y mira a través de ellos. Aurora va y viene, Mas permanece En un recuerdo sólido Que alimenta el jardín Verde de la esperanza Que la acogerá A su regreso temprano A una ciudad cuyo nombre Lo bautiza su sonrisa. Ded...

9. Desenlace

Imagen
Se nos habla de finales felices, de finales trágicos, pero todos con aviso, con la consecución de un desenlace que indica que la historia perece, como en un film. Anticipas el “The end”, siendo capaz de discurrir qué pasará y cuáles serán las consecuencias. Pero nadie nos habló de los finales inesperados, los desenlaces fugaces que transcurren dejándote un vacío interno, el que algo acabe para ti mientras para el resto del mundo sigue girando. Finales anodinos que no se manifiestan como tal y que enmascaran un sentimiento que aflorará a posteriori. Todo pasa y todo llega, pero, en ocasiones, desconocemos cuándo pasará y nos encontramos a distancia, con cara de memos, asumiendo la situación y con una mano medio alzada para una despedida que nunca llegó a tiempo. Esa persona se marchará, una etapa satisfactoria (u horrible) acabará de repente, sin que te dé tiempo a asimilarlo. Lo creerás increíble, o no, pero tú seguirás adelante hasta que pares en seco en tu camino vital, c...

8. Elocuencia

Imagen
Me gusta caminar sola. No sé si eso resultará extraño, pero creo que a todo el mundo le gusta perderse de vez en cuando. No acostumbro a usar música en mis paseos, tan sólo silencio. Mis oídos gustan de estar libres en mis caminatas. No tengo que atravesar un período de conflicto interno para permitirme salir de esta forma. De hecho es un lujo para el que suelo disponer de poco tiempo, pues ya es costumbre andar acompañada por amigos, familia, compañeros de trabajo. Creo, e igual me equivoco, que no sois conscientes de la elocuencia del silencio. Quizá suene absurdo, pero el silencio habla. Y no es el silencio, realmente, sino la ausencia de palabras. Si se dejan de lado los pensamientos y se observa alrededor, se descubre un mundo que, visto con los ojos del espectador paciente y atento, se revela distinto. La misma calle, el mismo parque, bosque, playa o, incluso, persona, se muestran diferentes. Una nueva perspectiva que ofrece su individualidad cuando no es contaminada por ...

7. Olvido

Imagen
La tenía frente a mí con un libro en el regazo, usando uno de esos señaladores que tanto le gustaba personalizar. Las gafas habían resbalado hasta la punta de la nariz y comía distraída un puñado de pipas que había sobre la mesa que acompañaba con una tónica con hielo y limón. Habría estado sola toda la tarde de no haberse reencontrado conmigo, acompañada por su libro y sus pipas. El mar nos regalaba una brisa suave que arrancaba mechones a su moño desenfadado. A penas la conocía, pero me fascinaba la seguridad que emanaba cada uno de sus gestos, la paz con la que era capaz de convivir consigo misma. -           ¿Qué te ha traído por aquí este verano? – pregunté curioso. -           No lo sé, simplemente me apetecía pasearme por vuestras costas y alejarme de mi ciudad – hablaba perfectamente mi idioma, pero con un marcado acento francés. Se hizo un silencio en el que su mirada se cl...